domingo, 27 de diciembre de 2015

Historia del Partido Comunista de Cuba

El triunfo de la Revolución Cubana, el 1ro de enero de 1959, dio respuesta no solo a una exigencia planteada por las difíciles condiciones en que vivió el pueblo durante casi 57 años de república mediatizada, sino también significó la conquista definitiva de los ideales y objetivos que movieron las luchas de la nación desde la época colonial, frustrados después de las guerras de independencia por la confabulación del imperialismo norteamericano y la oligarquía criolla, incluida la sangrienta dictadura de su representante incondicional Fulgencio Batista.


El antecedente histórico más inmediato de la formación del Partido Comunista de Cuba se
encuentra en el amplio proceso unificador que tuvo lugar en 1961 con la formación de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), que constituyó el primer paso hacia la creación del instrumento político unitario de la Revolución; formadas por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, liderado por Fidel Castro, fundador del Ejército Rebelde e iniciador de la última etapa de la lucha revolucionaria; el Partido Socialista Popular (PSP) (Comunista) cuyo secretario general era Blas Roca y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, dirigido por el comandante Faure Chomón.

Después de unos meses de vida se hizo un análisis de los logros de la integración y de los errores de sectarismo por parte de miembros de la dirección de las ORI. El 26 de marzo de 1962, se inició una nueva etapa en la construcción de un partido, que a partir de esa fecha se denominó Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC).

Se inició así la construcción de las bases del Partido, según el principio de una selección rigurosa e individual y apoyada en la consulta con los trabajadores. Se precisaron desde entonces los conceptos y el método que se aplicarían para constituir las organizaciones de base.

En aquella ocasión, Fidel Castro, al referirse a los futuros militantes señaló:

"...Tiene que ser un trabajador ejemplar, pero, además, tiene que aceptar la Revolución Socialista, tiene que aceptar la ideología de la Revolución, tiene que desear —desde luego— pertenecer a este núcleo revolucionario, aceptar las responsabilidades que impone ser del núcleo revolucionario, pero es necesario, además, una vida limpia..."
El 3 de octubre de 1965, quedó constituido el primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), en el acto solemne en el cual Fidel Castro leyera la carta de despedida del Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara, quien fuera uno de los inspiradores de la creación de un Partido, ejemplo vivo y organización de vanguardia de la Revolución, dado el grado de desarrollo de la conciencia político-ideológica del pueblo cubano.

La experiencia acumulada en la tarea de la construcción y el crecimiento del Partido, en los años transcurridos desde entonces, han confirmado la justeza de estos conceptos.


En las asambleas de elección de trabajadores ejemplares, que se realizan en los centros laborales, en las que los trabajadores proponen y eligen a aquellos que según su criterio reúnen las condiciones para ser procesados con vistas a su ingreso al Partido, tenemos una de las experiencias más importantes y valiosas en la lucha por lograr, en las condiciones históricas concretas, un Partido de calidad y estrechamente vinculado a las masas populares que velan por mantener la pureza de sus filas.

Los Estatutos del Partido consagran estos principios de ingreso a sus filas y encarga a las organizaciones de base a realizar los procesos de crecimiento, y adoptar en sus reuniones las decisiones sobre la admisión o no, de los nuevos militantes, con la ratificación del organismo superior correspondiente.

La Constitución de la República de Cuba aprobada en referendo popular el 15 de febrero de 1976, en el que votaron el 98% de los electores y la aprobaron el 97,7, definió el papel del Partido en la sociedad cubana. En el artículo 5 del capítulo I de la Constitución se establece que: "El Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la Sociedad y el Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista."

El Partido Comunista de Cuba encarna las heroicas tradiciones revolucionarias del pueblo cubano, mantenidas muy en alto por generaciones de luchadores contra el colonialismo español y el neocolonialismo imperialista de los Estados Unidos, y constituye un fiel continuador del Partido Revolucionario Cubano (PRC) que fundó José Martí para la lucha por la independencia nacional, del primer Partido Comunista simbolizado en las vidas de Julio Antonio Mella y Carlos Baliño, y de las organizaciones revolucionarias que protagonizaron la lucha contra la tiranía batistiana.

Este es el antecedente histórico mediato que legitima la existencia de un solo Partido en las condiciones concretas de Cuba, enfrentada desde el inicio de la Revolución a un enemigo mucho más poderoso. Es el Partido que actúa precisamente como garante de la unidad de todos los revolucionarios y patriotas en torno a los principios y a la defensa de esta obra, de la independencia nacional y del derecho a existir como nación, derecho permanentemente cuestionado por la potencia imperialista más poderosa de la historia con su constante política de bloqueo y agresiones de todo tipo. De ahí que en los Estatutos se le califique como Partido de la nación cubana.

En el sistema político cubano que se basa en una democracia con amplia participación popular, el Partido no postula ni promueve candidatos en las elecciones para los órganos de poder popular.

El Partido Comunista de Cuba mantiene una labor sistemática dirigida al desarrollo y consolidación de la ideología de la Revolución Cubana que resume e integra lo específico de nuestro proceso: la fusión del ideario radical y humanista de José Martí y de una tradición singular de lucha liberadora nacional y social con los principios del marxismo y del leninismo y la necesidad histórica del socialismo, que en nuestras condiciones, se revela como única alternativa al subdesarrollo y a la dominación neocolonial.

Entre sus objetivos fundamentales está la lucha por consolidar una nueva moral en la sociedad cubana, cimentada en la ideología de la Revolución, la solidaridad, la igualdad y la justicia social, la confianza mutua, la disciplina conscie nte, la modestia, la honradez, el espíritu crítico y autocrítico, la seguridad en el porvenir socialista; en consecuencia, combate resueltamente la explotación del hombre por el hombre, del individualismo, la supervivencia de prejuicios raciales y discriminatorios de cualquier índole, el escepticismo, la falta de fe en el socialismo, el derrotismo, el oportunismo, la simulación y la doble moral, la indisciplina, la corrupción y toda forma de conducta delictiva y antisocial.

La autoridad del Partido se basa en la justeza de su línea política, en el ejemplo de sus militantes, en el vínculo con el pueblo, en su capacidad de escuchar, de persuadir y de incorporar a la mayoría a la lucha por los objetivos de la Revolución.

La labor del Partido Comunista de Cuba en el terreno de la ideología se fundamenta en la teoría marxista-leninista, en la prédica martiana y en las tradiciones de lucha del pueblo, en su experiencia histórica y la de los demás pueblos y naciones.

El Partido en este campo promueve y exalta el mérito y la virtud para que siempre prevalezcan en toda valoración individual o social de las instituciones.

Al Partido corresponde determinar y formular las direcciones principales del trabajo ideológico y orientar su contenido concreto en el ámbito de sus organizaciones de base y de los diferentes sectores sociales y territorios del país.

El Partido Comunista de Cuba fundamenta su actividad en el principio del centralismo democrático, otorgando la máxima importancia a la real y efectiva articulación de la disciplina consciente con la más amplia democracia interna, el ejercicio de la dirección colectiva y de la responsabilidad individual, asegura la plena libertad de discusión y opinión y la unidad de acción de sus organismos y organizaciones; estimula y respalda el pensamiento creador y antidogmático y el ejercicio de la crítica constructiva.

En el Partido todos los cargos son electivos, sin excepción y desde la base hasta el Comité Central pasan, previo a su elección, por la consulta con las masas, tanto en el centro de trabajo donde laboran los candidatos como en su lugar de residencia, para lo cual se utilizan las asambleas del colectivo laboral u otras reuniones convocadas a esos efectos; se publican los datos y la trayectoria revolucionaria de esos compañeros en murales o en periódicos locales u otras vías, de manera que cualquier trabajador o ciudadano del lugar de que se trate pueda expresar a las organizaciones de base u organismos del Partido cualquier tipo de opinión u objeción, la que se tiene muy en cuenta a la hora de aprobar definitivamente las correspondientes candidaturas.

Finalmente, después de hechas todas las consultas en un ambiente plenamente democrático, la elección se lleva a cabo mediante la votación directa y secreta.